domingo, 9 de junio de 2013

Carta a una incondicional

Quizá la vida ya lo sabía y nosotros no, pero igual da gusto ver como siempre se enlazaron nuestras historias las mías mas de calles y de amor, las tuyas de ganas de llevarle la contraria a tu familia y de ser independiente a costa de lo que sea. Al principio nuestros sueños coincidieron solo en lágrimas y en esas ganas locas de contarnos nuestras historias aprender de ellas sonreir y llorar y aunque siempre terminabamos en los mismo que era buscar una canción que se adjuntara a nuestro presente jamás nos cansamos de disfrutar de esas nuestras historias. La diferencia ahora es otra, ya tienes un motivo para sonreir sin quejarte  y sin pensar en huir, esa luz que no Buscabas pero que sabíamos te cambiaría la vida. Yo me quede sin motivos, estancado en una búsqueda que no termina y esperanzado que llegue mi turno, con fé de que el sacrificio siempre vale la pena y que aunque por más que no acepte algún día mi turno va a llegar, el tiempo pasa y se come hasta las ganas de querer envejecer y el dinero, el éxito relativo, la salsa, el merengue o mi ahijada a la final no serán esa anhelada felicidad.
Pensar en ti es como pensar en mi otro yo porque siempre fuimos eso y me doy cuenta que a pesar de todo te llegó la felicidad, porque a veces la otra persona necesita una cachetada pero no de nosotros, de la vida, y quien te ama si no lo aprendió igual te va a perder.

Cada vez que despierto me pregunto donde estaré mañana y la respuesta siempre es la misma, donde quieran las ganas.

Hoy ya no nos contamos las historias pero sabés que siempre estaran aquí, conmigo.

Feliz por ti, feliz por tu hijo, feliz por cada canción que nos dedicamos, feliz por cada abrazo, pero sobre todo feliz porque aunque de niños quisimos ser amantes fuimos algo mucho más valioso, Amigos.

Para ti que siempre fuiste incondicional YH.

Te quiero.

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