jueves, 4 de mayo de 2017

A Solas....

La atracción es una de esas cosas locas que hacen que sintamos en todo el cuerpo un extraño poder, a veces se acercan personas con la intención solo de presentarse, saludar, pedir permiso, pedir ayuda o incluso ayudar y en ese justo momento sentimos, y sentimos mucho, nos hacemos la pregunta mil veces ¿que es esto? ¿que pasó aquí? Y es sencillo, en el amor se llama magia pero en la pasión es atracción y ojo, aunque parezca lo mismo no lo es.

Luego viene la parte en la cual cada quien en su sitio piensa que pasará, a veces ella espera que esa persona llegué o se acerque de algún modo y nosotros pensamos como llegarle a esa persona, por lo general es así porque los hombres somos más descarados (salvo casos especiales).

Llegado el momento en forma de mensaje comenzamos a conocernos, a compartir experiencias y gustos, se rompe el hielo y así es más fácil volver a "coincidir" o ponernos de acuerdo para vernos.

A mi pasó algo así, yo la veía por donde quiera, a veces de cerca y a veces de lejos, no era lo mismo. De lejos era normal pero de cerca el corazón se aceleraba y el pelometro se disparaba a mil, cada vez era más frecuente encontrarnos por la calle y ella nunca dejó de acercarse, siempre lo hacía y el entorno sospechaba aunque nunca lo admitimos.

Llegó el día menos esperado, en el momento menos esperado y con quien menos esperábamos, se acercó para pedirme que llevara a su novio hasta su casa, debía irse del lugar y estaba lejos. Yo simplemente fui buen tipo y le hice el favor de llevarlo, pero había un problema me dejó solo con ella, su novia, mi coincidencia.

Ella estaba en el puesto de atrás y dos cuadras después le pedí que se sentara a mi lado, en ese momento hubo un minuto de silencio, yo solo le hablaba, ella sólo miraba y al llegar de regreso al lugar le dije que me tenía que ir, y en la despedida fue una locura, el pelometro, el corazón, Dios, el diablo, la tentación, la locura, el principio.

En ese momento todo comenzó a cambiar, desde nuestra forma de ver el mundo hasta nuestra propia vida y todo fue por un abrazo, un simple abrazo que años después comentamos dándonos cuenta que sentimos exactamente lo mismo y que era magia y atracción, si, las dos.

Ese día Dios lo quizo así, las estrellas se unieron y el mundo conspiró en llevarnos a escribir una nueva historia...

A solas...

.-JJ