viernes, 15 de agosto de 2014

Cuando al fin pude besarte.

Un día te veía de lejos y sonreía, la siguiente semana te hablaba y te soñaba, luego te invite un almuerzo y terminé enamorado.

Y así fue como enamorado de una joven que pensaba, creía y actuaba como mujer, asumiría un reto del tamaño de nuestra diferencia de edad y que sin saber que nos convertiriamos en algo tan puro y tan grande se escribió esta historia, nuestra historia.

En el amor no hay colores ni matemáticas posibles, no existen limites, barreras ni fronteras y es que cuando se ama lo único que existe son dos personas locas por verse, por sonreír juntos, por sentirse y por apoyarse en las buenas y en las malas, el amor es tan tonto que exige un mínimo de esfuerzo porque tan solo al pensarnos se nos quita todo, pero en eso es el amor puro e ingenuo porque tiene la capacidad de ser fuerte a veces y en otras debil.

Yo crecí escribiendo sobre el amor, de sus facetas, de sus locuras y de sus aventuras pero contigo aprendí que todo eso se puede tener en una sola mujer, contigo aprendí a enamorarme, a divertirme, a sentirme vivo y sobre todo a serte infiel con tu propio cuerpo, porque en ti descubrí además quien soy yo y desde ese día soy tuyo por completo.

Te pertenezco al extremo que cada segundo recuerdo aquel momento, ese en el que te pedí que salieras al frente de tu casa para saludarte, entraste con esa sonrisa iluminada y mirandome a los ojos hablabamos de esas cosas que ahora nos hacen falta, de el hoy, de como nos fue, de que si nos pensamos y si nos extrañamos y siempre en cada palabra había una mirada, pícara, divertida y enamorada y en esa mirada el tiempo pasó muy lento sin imaginar que llegaríamos a estos niveles de amor y pasión, sin pensar que seríamos tan complementarios y tan soñadores de lo nuestro, pero yo no me aguantaba (y tu tampoco) buscaba en cada gesto la manera de acercarme, hasta que lo hice; abusando de mis atributos acaricie tu cara con mi nariz y sin querer se fue tropezando con tus labios, hasta que Dios nos dió ese empujón que necesitabamos y fue cuando nos besamos uno con más ganas que el otro, fue el beso tierno que dió paso al beso lleno de pasión que vino días después, pero fue ese día cuando más nos enamoramos porque lo nuestro siempre fue paso a paso, el abrazo, el beso, la pasión y el amor.

Descubrí en tus besos que la verdadera historia de amor se comenzaba a escribir porque ya no podiamos vivir sin besarnos, porque cada beso nos hacía sentir tan nosotros y tan carnales que se convertía de inmediato en un orgasmo, porque era incluso la manera de afrontar los obstáculos,  hablando y besandonos, no teníamos que llegar a la cama para resolver los problemas porque con un beso siempre bastaba, con un beso todo se olvidaba y todo se curaba.

Hoy necesito de tus besos para sanar mi alma, esta que se encuentra destrozada por tu ausencia y entristecida por tanto amarte.

Te sigo esperando recordando cada locura que inventamos para estar juntos y cada escondite que nos sirvió para amarnos a cada instante.

Pero yo me quedo con aquel día...

... Cuando al fin pude besarte.